domingo, 8 de diciembre de 2013

Cuatro palabras para evitar tragedias en el agua. Four words to avoid water tragedy

Fuente: The New Zealand Herald, 06/12/2013

Un gran número de personas se ahogan en nuestra aguas cada año y, trágicamente, alguno lo hacen cuando intentan rescatar a otros.

Se hubieran perdido muchas menos vidas si hubieran comprendido las cuatro «R» de un rescatador circunstancial: Reconocer, Responder, Rescatar y Revivir.

Entre 1980 y el año pasado, 81 personas murieron ahogadas en Nueva Zelanda tratando de rescatar a otros. De ellos, la mayoría fueron hombres (80%) y tanto los Maoríes (33%) como los Pasifika* (12%) están sobre representados. Todos los ahogamiento ocurrieron en aguas abiertas. Playas (54%) y ríos (22%) fueron los sitios más frecuentes de ahogamiento.

En Australia, Richard Franklin y John Pearn han analizado las pérdidas de vidas de personas que trataban de rescatar a sus hijos en su estudio «Ahogados por amor. La víctima acuática en lugar del síndrome del rescatador». («Drowning for Love. The Aquatic Victim Instead of Rescuer Syndrome.»).

El pasado mes un hombre y su sobrino se ahogaron en la costa de la Bahía Hawkes, mientras trataban de salvar a una joven que llegó por si misma a la orilla. Lo que se suponía iba a ser un fin de semana de celebración familiar se convirtió en una doble tragedia.

Y esto continuará ocurriendo mientras no aprendamos métodos más seguros para rescatar personas en situación de ahogamiento.

Mientras muchos intentos de rescate sigan siendo instintivos, el riesgo de ser uno más en la lista de los fallecidos por ahogamiento es enorme para todos aquellos que no tienen entrenamiento en Socorrismo y rescate acuático.

Un grupo de expertos en prevención de ahogamientos de Watersafe Auckland con dilatada experiencia en Socorrismo han preparado una guía sencilla para minimizar este riesgo.

Usando las cuatro «R»

Reconocer: Un rescatador circunstancial ha de evaluar el estado de la víctima, la urgencia y los peligros de un intento de rescate y, los más importante, buscar un elemento de flotación.

Responder: La prioridad es detener el proceso de ahogamiento proporcionando flotación a la víctima mientras se evalúan los peligros y la urgencia del rescate. Esto es especialmente importante si la víctima no puede ser extraída del agua inmediatamente. Es en este momento cuando el rescatador tiene que buscar o pedir ayuda.

Rescatar: Un rescate con apoyo en tierra o en el agua minimiza el riesgo para el rescatador, pero si es necesario un rescate con apoyo en el agua, el mejor método es no contactar con la víctima utilizando un elemento flotante.

Revivir: Esta fase cubre la posible necesidad de RCP y cualquier otra asistencia médica que sea necesaria.

Los neozelandeses se esfuerzan por comprender las áreas de Reconocer y Responder.

Una encuesta nacional sobre seguridad acuática entre los jóvenes de Nueva Zelanda encontró que el 35% consideran que no tienen ninguna habilidad para rescatar en el agua y que el 59% expresaron dudas sobre su capacidad para llevar a cabo un rescate en aguas profundas.

Un estudio recientemente publicado con 415 personas del último Pasifika* Festival de Auckland del pasado Marzo, sugiere muchas carencias sobre el conocimiento de la seguridad acuática. El estudio sugiere que muy pocas personas serían capaces de abordar las demandas de mantener y transportar una víctima agitada hasta un lugar seguro sin ponerse a sí mismos en peligro.

Los hombres tienen un mayor riesgo de ahogamiento debido a que su confianza en sus habilidades para hacer un rescate o sobreponerse a un problema en el agua sin ayuda es mayor que las habilidades que realmente tienen. Es significativo que muchos más hombres que mujeres (un 55% frente a un 40%) respondieran que intentarían un rescate en el agua. Globalmente, casi la mitad (47%) respondieron que entrarían en el agua para rescatar a una víctima.

La mujeres están más predispuestas que los hombres a buscar ayuda de los Socorristas (65% mujeres frente a 54% hombres) o llamar a los servicios de emergencia (47% mujeres; 44% hombres).

Sin embargo, la opción menos elegida (30%) proporcionar a la víctima un elemento de flotación, sería probablemente la respuesta más efectiva en la mayoría de las situaciones de rescate en aguas abierta.

Por otro lado, más de la tercera parte (37%) de aquellos que no son capaces de nadar100 metros sin detenerse,( y que son casi dos tercios de los que estarían dispuestos) indicaron que realizarían un rescate. Esto sugiere que estas personas con menores habilidades acuáticas estarán en un enorme riesgo de ahogarse al intentar un rescate, por no ser capaces de reconocer sus limitaciones.

Estos hallazgos proporcionan evidencias que ponen en cuestión la capacidad que tienen las personas que presencian una emergencia en el agua de responder como rescatadores. A pesar del deseo de responder realizando un rescate, muchas personas pueden carecer de la competencia física y del conocimiento necesarios que requiere una emergencia de ahogamiento.

Si bien es muy difícil de imaginar no seguir nuestros instintos más profundos y tratar de rescatar a alguien en peligro, especialmente un miembro de nuestra familia, los rescatadores espontáneos deben recordad las cuatro «R»: Reconocer, Responder, Rescatar y Revivir, si quieren intentar un rescate con seguridad.

El Dr. Kevin Moran es profesor titular en educación física y de la salud en la Universidad de Auckland. Ha sido Socorrista durante casi 50 años y todavía ejerce en la Playa Muriwai, cerca de Auckland.

* «Pasifika» y «pueblos Pasifika» son términos utilizados por el Ministerio de Educación para «describir a las personas que viven en Nueva Zelanda que han emigrado de las islas del Pacífico o que se identifican con las Islas del Pacífico, debido a la ascendencia o el patrimonio.

 

Four words to avoid water tragedy

A large number of people drown in our waters every year, and tragically, some drown while trying to rescue others.

Fewer people would be lost if they understood the Four Rs of bystander rescue – Recognise, Respond, Rescue and Revive.

Between 1980 and last year, 81 people drowned in New Zealand while trying to rescue others. Of these, most (80 per cent) were male, and Maori (33 per cent) and Pasifika (12 per cent) people were over-represented. All rescue fatalities occurred in open waters, with beaches (54 per cent) and rivers (22 per cent) being the most frequent sites of drowning.

In Australia, Richard Franklin and John Pearn have analysed the loss of life while trying to rescue children in their study, «Drowning for Love. The Aquatic Victim Instead of Rescuer Syndrome

Last month a man and his nephew drowned off the Hawkes Bay coast while trying to save a young girl who made her own way to shore. What was supposed to be a weekend of family celebrations became a double tragedy.

This will keep happening until we learn safer methods of rescuing people in distress.

While many rescue attempts appear instinctive, the risk of adding to the drowning fatality list is great for those not trained in lifesaving techniques.

A group of drowning prevention experts with extensive lifeguard experience from Watersafe Auckland have devised simple guidelines to minimise that risk.

Using the Four Rs:

Recognise – a would-be rescuer would assess victim distress, the urgency and the dangers in a rescue attempt and, importantly, look for a flotation device.

Respond – the first priority is to stop the drowning process by providing flotation to the victim while still assessing the dangers of a rescue and the urgency. This is especially true if the victim cannot be immediately removed from the water. It is at this stage that the bystander should send for help.

Rescue – a land- or craft-based rescue minimises risk for the rescuer but, if a water-based rescue is necessary, a non-contact rescue using flotation is the safest method.

Revive – this phase covers the possible need for CPR and other medical assistance as required.

New Zealanders struggle to understand the areas of Recognise and Respond.

A nationwide water safety survey of New Zealand youth found 35 per cent considered they had no rescue ability, and 59 per cent expressed doubts about their ability to perform a deep-water rescue.

A recently published Auckland study of 415 people at last March’s Pasifika Festival suggests many lack an understanding in water safety.

The results suggest few respondents would meet the demands of supporting and transporting a struggling victim to safety in the water without putting themselves at risk of drowning.

Men may be at greater risk of drowning because of their confidence (rather than competence) in being able to perform a rescue or get themselves out of trouble without assistance. Significantly more men than women (males 55 per cent, females 40 per cent) indicated they would jump in to save the victim. Overall, almost half (47 per cent) of respondents said they would dive in and rescue the victim.

Women were more likely than males to seek help from lifeguards (females 65 per cent, males 54 per cent) or call emergency services (females 47 per cent, males 44 per cent).

The least frequently chosen response, getting flotation to the victim, (30 per cent) would most likely be, in many open water rescue situations, the most effective immediate response.

More than one third (37 per cent) of those who could not swim 100m – almost two thirds of the would-be rescuers – said they would dive to rescue someone.

This suggests that the least capable would-be rescuers may be at greater risk of drowning by failing to recognise their limitations. The findings provide evidence of questionable readiness to respond in a rescue role as a bystander confronted with a drowning emergency. Despite a desire to respond in a rescuer role, many people may lack the physical competency and knowledge to safely attempt a rescue.

While it is hard to imagine not following your gut instincts and trying to rescue someone in need, especially a family member, would-be rescuers need to remember the four Rs of Recognise, Respond, Rescue and Revive if they are going to attempt a rescue safely.

• Dr Kevin Moran is a principal lecturer in health and physical education in the school of curriculum and pedagogy at the Auckland University faculty of education. He has been a surf lifeguard for almost 50 years and still patrols Muriwai Beach near Auckland.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Un estudio canadiense halla que es más probable ahogarse en las áreas rurales. Drowning More Probable in Rural Areas, Study Finds

 

Fuente: HealthDay News

Un estudio canadiense halla que es más probable ahogarse en las áreas rurales

Los residentes son más propensos a estar cerca de aguas abiertas y menos propensos a haber tomado lecciones de natación, apuntan los investigadores

Las personas en áreas rurales tienen tres veces más probabilidades de ahogarse que las que viven en las ciudades, halla un nuevo estudio canadiense. Esto podría deberse a que es más probable que los residentes rurales estén cerca de aguas abiertas y menos probable que hayan tomado una clase de natación, según investigadores del Hospital St. Michael, en Toronto.

Sus hallazgos, de un análisis de los incidentes de ahogamientos en la provincia de Ontario entre 2004 y 2008, aparecen en una edición reciente de la revista International Journal of Aquatic Research and Education. Un segundo estudio de investigadores del St. Michael halló que la mayoría de los ahogamientos ocurrieron en lugares públicos, como las aguas abiertas, los centros recreativos o los parques. Aún así, cuatro de cada cinco ahogamientos ocurren sin testigos, según el estudio, que fue publicado hace poco en la revista Canadian Journal of Emergency Medicine.

Los investigadores también hallaron que los transeúntes realizan RCP en la mitad de todos los ahogamientos, pero apenas en una tercera parte de todos los demás tipos de paro cardíaco. Esto podría deberse al hecho de que la mayoría de canadienses aprenden primero la RCP en las clases de natación, y es más probable que asocien el ahogamiento con la RCP, sugirieron los investigadores.

A pesar de ser más propensos a recibir RCP, las probabilidades de supervivencia del 5 por ciento de una víctima de ahogamiento es igual de baja que en todos los demás tipos de paro cardíaco. Este hallazgo muestra que hay que hacer más por mejorar las probabilidades de supervivencia de las víctimas de ahogamiento, apuntó en un comunicado de prensa del hospital el autor del estudio, Jason Buick. «Podemos mejorar la supervivencia al enfatizar la importancia de proveer RCP y al enseñar a más personas a hacerlo», señaló Buick. También aconsejó a las personas nadar en lugares públicos donde sea más probable que haya salvavidas u otras personas.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare

FUENTE: St. Michael’s Hospital, news release, November 2013

Drowning More Probable in Rural Areas, Study Finds

Residents are more likely to be around open water and less likely to have taken swimming lessons, researchers say.

People in rural areas are nearly three times more likely to drown than those who live in cities, a new Canadian study finds. This may be because rural residents are more likely to be around open water and less likely to have taken swimming lessons, according to the researchers at St. Michael’s Hospital in Toronto.

Their findings — from an analysis of drowning incidents in the province of Ontario between 2004 and 2008 — appeared recently in the International Journal of Aquatic Research and Education.

A second study by the St. Michael’s researchers found that most drowning incidents occur in public places, such as open water, recreation centers or parks. Even so, four out of five drownings happen without a witness, according to the study, which was published recently in the Canadian Journal of Emergency Medicine.

The researchers also found that bystanders perform CPR in half of all drowning events, but only for one-third of all other cardiac arrests. This may be due to the fact that most Canadians first learn CPR in swimming classes and are more likely to associate drowning and CPR, the researchers suggested.

Despite being more likely to receive CPR, a drowning victim’s 5 percent chance of survival is as low as all other types of cardiac arrest. This finding shows that more needs to be done to improve the survival chances of drowning victims, study author Jason Buick said in a hospital news release.

«We can improve survival by emphasizing the importance of providing CPR and by teaching more people to perform it,» Buick said. He also advised people to swim in public places where it’s more likely that there will be lifeguards and other people.

 

IJARE Volume 7, Issue 4, November, Original Research

Differences in Drowning Rates Between Rural and Non-Rural Residents of Ontario, Canada

The objective of our study was to determine if rural residence was associated with an increased risk of drowning in Ontario, Canada. We conducted a retrospective cohort study of all unintentional drowning deaths in Ontario, Canada from 2004–2008. Age-adjusted mortality rates for males and females living in rural and nonrural areas were calculated using direct standardization, with non-rural residents as the reference population. We identified a total of 564 unintentional drowning deaths. The majority (89%) of fatal drowning victims were male, and 75% percent of victims were from non-rural areas. Excluding bathtub drowning deaths, the age-adjusted drowning mortality rate was significantly higher for both males (rate ratio 2.8; 95% CI, 2.3–3.4) and females (rate ratio 2.8; 95% CI, 1.5–5.0) from rural compared with non-rural areas. In Ontario, rural residence was associated with an increased risk of unintentional drowning.

Keywords: drowning/near drowning, water safety, aquatic risk management

viernes, 6 de diciembre de 2013

Posición de la EMS sobre la utilización del tablero espinal.

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Por su interés hemos traducido el Comunicado de la Asociación Nacional de Médicos de EMS (Emergency Medical Services) y Comité de Trauma del Colegio americano de Cirujanos, sobre las precauciones en el uso del tablero espinal largo.

RESUMEN

Esta es la posición oficial de la Asociación Nacional de Médicos de EMS (Emergency Medical Services) y Comité de Trauma del Colegio americano de Cirujanos, sobre las precauciones en el uso del tablero espinal largo (TEL).

Palabras Clave: columna vertebral. Tablero espinal, EMS, posición oficial, NAEMSP; ACS-COT.

Publicado en : PREHOSPITAL EMERGENCY CARE 2013;17:392–393

La Asociación Nacional de Médicos de EMS y Comité de Trauma del Colegio americano de Cirujanos creen que:

– El TEL es utilizado comúnmente por los servicios de emergencias médicas (EMS) para intentar proporcional una inmovilización espinal rígida. Sin embargo, sus beneficios están en gran parte sin probar.

– El TEL puede inducir dolor, agitación en el paciente y compromiso respiratorio. Además, puede disminuir la perfusión tisular en los puntos de presión, llevando al desarrollo de úlceras por presión.

– La utilización de TEL para la inmovilización espinal durante el transporte debe ser sopesado, de tal manera que los beneficios potenciales superen a los riesgos.

– Los pacientes apropiado para ser inmovilizados con un tablero espinal pueden incluir aquellos con:

  • – Traumatismos directos y alteración del nivel de consciencia.
  • – Dolor o sensibilidad espinal.
  • – Afección neurológica (p.e.: Entumecimiento o debilidad motora).
  • – Deformidad anatómica de la espina dorsal.
  • – Lesiones por mecanismo de alta energía y cualquiera de los siguientes:
  • – Intoxicación por alcohol o drogas.
  • – Incapacidad para comunicarse.
  • – Lesiones distractoras o dolorosas que enmascaran otras posibles lesiones.

– Los pacientes cuya inmovilización con un TEL no es necesaria, incluyen los siguientes:

  • – Nivel de consciencia normal (Escala de Coma de Glasgow (GCS) 15)
  • – Sin sensibilidad espinal ni anormalidad anatómica.
  • – Sin lesiones distractoras.
  • – Sin intoxicación.

– Los pacientes con heridas penetrantes en la cabeza, cuello o torso, sin evidencia de lesión espinal, no deben ser inmovilizados con un TEL:

– Se puede mantener la precaución frente a posibles lesiones espinales mediante al aplicación de un collarín cervical rígido y asegurando firmemente al paciente en la Camilla del EMS, y pueden ser más apropiados para:

  • – Pacientes que en el suceso se clasifican como ambulatorios.
  • – Pacientes que deben ser transportado por un tiempo prolongado, sobre todo antes de la transferencia entre unidades.
  • – Pacientes para los que un TEL no está indicado.

– Independientemente de si se utiliza o no un tablero, la atención a las debidas precauciones respecto a la columna vertebral entre los pacientes en riesgo es de suma importancia. Incluyen la aplicación de un collarín cervical, la fijación adecuada en la camilla, minimizar los movimientos y traslados, y el mantenimiento de la estabilización en línea durante cualquier movimiento o traslado que sean necesarios.

– La educación del personal de campo de EMS debe incluir la evaluación del riesgo de lesión medular en el contexto de las opciones para proporcionar las precauciones necesarias en caso de lesión espinal.

– En los protocolos o planes para promover un uso prudente de los tableros largos durante la atención prehospitalaria deben participar el mayor número posible de partes implicadas en el sistema de trauma y EMS.

– Los pacientes deben ser retirados del TEL tan pronto como sea posible en un servicio de urgencias.

Aprobado por el Comité de Directores de la National Association of EMS Physicians Board of Directors el 17 de Diciembre de 2012.

Aprobado por el American College of Surgeons Committee on Trauma el 30 de Octubre de 2012.

Recibido el 15 de Enero de 2013. Aceptado para publicación el 15 de Enero de 2013

Doi: 10.3109/10903127.2013.773115

Ver el Texto Original en Pfd

POSITION STATEMENT:

EMS SPINAL PRECAUTIONS AND THE USE OF THE LONG BACKBOARD

National Association of EMS Physicians and American College of Surgeons Committee on Trauma

ABSTRACT

This is the official position of the National Association of EMS Physicians and the American College of Surgeons Committee on Trauma regarding emergency medical services spinal precautions and the use of the long backboard.

Key words: spine; backboard; EMS; position statement; NAEMSP; ACS-COT.

PREHOSPITAL EMERGENCY CARE 2013;17:392–393

The National Association of EMS Physicians and the American College of Surgeons Committee on Trauma believe that:

– Long backboards are commonly used to attempt to provide rigid spinal immobilization among emergency medical services (EMS) trauma patients. However, the benefit of long backboards is largely unproven.

– The long backboard can induce pain, patient agitation, and respiratory compromise. Further, the backboard can decrease tissue perfusion at pressure points, leading to the development of pressure ulcers.

– Utilization of backboards for spinal immobilization during transport should be judicious, so that the potential benefits outweigh the risks.

– Appropriate patients to be immobilized with a backboard may include those with:

  • – Blunt trauma and altered level of
  • – Spinal pain or tenderness
  • – Neurologic complaint (e.g., numbness or motor weakness)
  • – Anatomic deformity of the spine
  • – High-energy mechanism of injury and any of the following:
  • – Drug or alcohol intoxication
  • – Inability to communicate
  • – Distracting injury

– Patients for whom immobilization on a backboard is not necessary include those with all of the following:

  • – Normal level of consciousness (Glasgow Coma Score [GCS] 15)
  • – No spine tenderness or anatomic abnormality
  • – No neurologic findings or complaints
  • – No distracting injury
  • – No intoxication

– Patients with penetrating trauma to the head, neck, or torso and no evidence of spinal injury should not be immobilized on a backboard.

– Spinal precautions can be maintained by application of a rigid cervical collar and securing the patient firmly to the EMS stretcher, and may be most appropriate for:

– Patients who are found to be ambulatory at the scene

– Patients who must be transported for a protracted time, particularly prior to interfacility transfer

– Patients for whom a backboard is not otherwise indicated

– Whether or not a backboard is used, attention to spinal precautions among at-risk patients is paramount. These include application of a cervical collar, adequate security to a stretcher, minimal movement/transfers, and maintenance of inline stabilization during any necessary movement/transfers.

– Education of field EMS personnel should include evaluation of the risk of spinal injury in the context of options to provide spinal precautions.

– Protocols or plans to promote judicious use of long backboards during prehospital care should engage as many stakeholders in the trauma/EMS system as possible.

– Patients should be removed from backboards as soon as practical in an emergency department.

Approved by the National Association of EMS Physicians Board of Directors December 17, 2012.

Approved by the American College of Surgeons Committee on Trauma October 30, 2012. Received January 15, 2013; accepted for publication January 15, 2013.

Doi: 10.3109/10903127.2013.773115

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