Una vez más ha tenido que ser el luto por un bañista el que recupere un debate que hasta ahora, y por suerte, había permanecido dormido durante este verano. Sin embargo, la amenaza siempre está ahí, latente y al acecho mientras no haya una regulación y un mayor control, tal y como demandaba recientemente el Procurador del Común. El Defensor del Pueblo en la comunidad autónoma, Javier Amoedo, advertía en los albores del verano de los riesgos que encierran las zambullidas en las zonas naturales de baño de Castilla y León. El peligro persiste, llama la atención la Escuela de Socorrismo de Segovia (ESS), una de las organizaciones más beligerantes a la hora de intentar garantizar la integridad de cuantos pueblan las orillas de ríos y pantanos de la provincia durante estas fechas estivales en busca de su ocio y disfrute, incluido un refrescante remojón en cauces y embalses.
El representante del centro, Luis Miguel Pascual, lamentaba ayer que sea el duelo por otra muerte –en esta ocasión la desgracia se ha localizado en una de las zonas más agrestes del embalse de Linares del Arroyo– el que tenga que despertar conciencias y urgencias por tratar de atajar estas tragedias, un drama que ya se alarga demasiado en el tiempo sin que las administraciones públicas logren cerrar un acuerdo.
Esta vez el infortunio ha consternado al municipio de Maderuelo. El bañista fallecido, cuya identidad responde a las iniciales H. B. R. A., de origen alemán y de 69 años de edad, pasaba largas temporadas de cuatro o cinco meses en el pueblo. Se había hecho querer por sus convecinos, comenta el alcalde, Santiago Bayo. Su viuda era de allí. Cuando se jubiló, el matrimonio repartía el año entre sus estancias en este paraje segoviano y su residencia en el país teutón. «Amaba la naturaleza, era muy ecologista y muy deportista, le gustaba nadar en aguas profundas», recuerda el regidor. Y este miércoles encontró la muerte mientras practicaba esa afición. Ayer el cuerpo fue incinerado en el crematorio de Segovia.
Bayo prefiere ser cauto. A falta de conocer el resultado de la autopsia que se le practicó en el tanatorio San Juan de la Cruz de la capital, lo único que pueden lanzarse por el momento son hipótesis. En su narración de lo acontecido cuenta que el miércoles, hacia las tres de la tarde, la víctima cogió la bicicleta para irse a dar uno de sus habituales baños en la zona conocida como La Revilla, en el entorno del Molino Pedrero. Dijo que volvería en un par de horas, pero no fue así.
Rescate
Al ver que tardaba, la mujer trató de localizarle, pero se había dejado el móvil en casa. Llegó a pensar que se podría haber reunido con unos alemanes que paran estos días por la zona. Pero tampoco. El retraso era ya inquietante. Nerviosa por la incertidumbre sobre el paradero de su marido, dio el aviso y un grupo de vecinos inició la búsqueda, que acabó con el trágico hallazgo hacia las diez y media de la noche.
Según la Subdelegación del Gobierno, el cadáver fue recuperado por los equipos del Equipo de Rescate e Intervención de la Guardia Civil (Ereim) del puesto vecino de Riaza, que se habían desplazado al lugar de los hechos. El levantamiento del cuerpo se alargó ya entrada la madrugada del jueves. Acto seguido fue trasladado al tanatorioSan Juan de la Cruz de la capital. Las autoridades deducían a primera hora de ayer, después de un primer análisis, que el fallecimiento se pudo producir por ahogamiento ya que el hombre no presentaba signos de haber sufrido violencia.
La zona de La Revilla donde encontró la muerte el ciudadano de origen alemán es peligrosa, advierte el regidor de Maderuelo. «A cada metro que nadas tiene un corte de un metro y medio y además hay mucha piedra y roca», apunta Santiago Bayo. La víctima sabía donde se metía, en simas que pueden llegar a los diez metros de profundidad. Su pericia no le libró de la muerte. Es una parte del embalse de Linares del Arroyo muy bella pero también arriesgada. La señalización de aviso no hace falta porque quien acude ya es consciente de a lo que se enfrenta, explica el alcalde. De hecho, en esas aguas muchas veces entrenan deportistas expertos en disciplinas extremas o que llevan consigo grandes esfuerzos físicos, como triatletas, detalla Bayo.
Ir acompañado
El alcalde y el representante de la Escuela de Socorrismo de Segovia coinciden en una lectura que hay que sacar de este trágico ahogamiento. A falta de señalización de advertencia o de puestos de vigilancia, y aunque el pantano disfrute del visto bueno de la Junta como zona apta para el baño, tal y como ocurre con Linares del Arroyo, por muy experto nadador que sea el bañista siempre conviene ir preparado y acompañado, hacen hincapié.
El regidor pone el ejemplo de las playas que bordean el embalse donde se suele reunirse mucha gente que pasa su ocio y tiempo libre. La conocida como la de Las Hazas ha sido recientemente arreglada por el Ayuntamiento. Luego están la de la zona de la estación y la cala de Veracruz. Si surge algún problema, los usuarios se dan cuenta rápidamente para ayudar o dar la voz de alarma. La reacción es inmediata.
Bayo admite que el Consistorio no tiene dinero para acatar las recomendaciones del Procurador del Común de crear puestos de control de socorristas, pero este suceso en La Revilla va a servir de acicate para intentar implicar a otras administraciones, como la Diputación, para que el año que viene esta zona apta para el baño sea más segura.
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